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El estrés
El estrés es una respuesta adaptativa normal de nuestro organismo, a una situación que puede entrañar un peligro o sobreesfuerzo. Se aumenta el ritmo cardiaco, la respiración se acelera y nuestro torrente sanguíneo se llena de adrenalina. Al instante estamos preparados para dos respuestas:
- La huida: saldremos corriendo, abandonaremos el lugar donde estamos, no iremos donde teníamos previsto asistir, dejaremos una relación sea laboral o personal, ….
- La lucha: afrontaremos la situación, nos enfrentaremos al peligro, elegimos defender la posición o lo que poseemos….
El objetivo de esta activación es resolver una situación determinada y que requerirá todo nuestro esfuerzo por un «tiempo limitado».
Este tipo de estrés positivo es una sensación sana y nos permite reaccionar eficazmente. Diremos entonces que hemos sido resilientes ante la situación. Este estrés constructivo se denomina “Eustrés”.
El problema viene cuando este estado de alerta se mantiene en el tiempo y aparecen las sensaciones de ansiedad, agotamiento, irritabilidad, ira, etc. Se establece en nosotros el estrés crónico, y si no se pone remedio, nuestra salud puede verse afectada de muy diferentes formas y somatizaciones. Este estrés negativo o destructivo, lo denominaremos “distrés”.
¿Tiene algo que decir nuestro inconsciente en cómo reaccionaremos ante una situación?
Si, casi todo. Las respuestas emocionales no son racionales, sino reaccionales ante una situación. Solemos responder según nuestros patrones de comportamiento y creencias.
¿Son las situaciones las que estrenan o nosotros los que nos estresamos?
Básicamente depende de nosotros. Ante la misma situación, diez personas responderán de diez formas distintas. Es cierto que existen situaciones que nos pueden afectar más que otras:
- La muerte de un familiar cercano.
- Una separación o divorcio.
- Una mudanza o un examen.
Son las situaciones que más nos suelen afectar y, sin embargo, según lo enfoquemos, las podremos superar en poco tiempo o nos marcarán para toda la vida.
Esto es muy importante ya que nos abre una ventana a nuestra transformación interior, a cambiar nuestra forma de interpretar la realidad y hacerla más agradable. Entrénate en aceptar la realidad, en buscar algún aspecto positivo, en flexibilizar tus creencias... te puede ayudar a integrar más tu vida en tu mundo.
Parece que ante esta sociedad tenemos que ser perfectos, eficientes, dinámicos, insensibles a la adversidad, pero te propongo que te permitas seguir tu propio paso en la medida de lo posible. Cuando te presiones para obtener un determinado resultado pregúntate para quién o para qué lo haces. Si quieres hacer las cosas perfectas y rápidas reflexiona si quizás en el fondo lo que estás buscando es el reconocimiento y la aprobación de los demás. Podemos ser nuestro peor enemigo o nuestro mejor amigo; ¡elige aceptar tu humanidad!
¿Y si te das tu propio valor?
Eres un ser infinito con infinitas posibilidades que ha venido a este mundo a disfrutar, a crecer y a evolucionar. Concédete tu tiempo y haz lo que te gusta. Puede parecerte que eres la misma persona de siempre, pero tu inconsciente dispone de una flexibilidad enorme si tu le das el alimento que necesita.
Dedícate tu tiempo y realiza actividades que te gusten: Pasear por la naturaleza, realizar ejercicio físico, escuchar música, bailar, quedar con personas que te aporten tranquilidad y bienestar, meditar, realizar una relajación diaria, cocinar, jugar con tus mascotas, descubrir el niño interior que llevas dentro, leer un libro, tumbarte en el sofá y ver un programa que te guste, practicar yoga… encuentra las cosas que te llenen y reserva un tiempo para ellas, todo tu Ser te lo agradecerá.
¿Importa la dieta?
¿Y tanta prisa y perfección para qué?
No vamos a vivir para siempre. Somos seres infinitos pero nuestra existencia en este mundo es limitada. Lo que deseo es que, cuando llegue tu momento, mires hacia atrás y sientas que aprendiste a quererte y a querer a los demás, que disfrutaste de los pequeños momentos, que te permitiste ser libre…
Una es la entrada a este mundo y una es la salida. Hagamos de este tiempo un lugar agradable, luminoso y libre. Siente todo el amor que seas capaz y dale las gracias a tu corazón por cada latido de vida que te regala. Vivamos en este eterno presente y mañana… ¡la vida dirá!
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